De brujos y duendes
En un sueño Ricardo vió su cuerpo, su pelo, sus dedos y no pasaba el tiempo; lo besaba y recargado en su pecho nacían locos deseos. Le sueña de madrugada y también naciendo la mañana, cuando despierta nadie cumple sus deseos y ya no está el hombre de aquellos sueños.
Ven que yo te llevo a conocer al hombre de tus sueños, un travieso duende le decía; Ven que yo lo obligo a recorrer los montes sólo contigo, un sabio brujo también le insitía. No necesito de brujos y duendes para cumplir mi sueño, necesito de polvos mágicos hechos de fé con un mucho de deseo y un poco de caramelo, él asumía.
Ven que yo te llevo a conocer al hombre de tus sueños, un travieso duende le decía; Ven que yo lo obligo a recorrer los montes sólo contigo, un sabio brujo también le insitía. No necesito de brujos y duendes para cumplir mi sueño, necesito de polvos mágicos hechos de fé con un mucho de deseo y un poco de caramelo, él asumía.
Sólo sueño que tú sueñes y nos encontremos corriendo en el mundo de los sueños, recorrer los lugares más secretos y quedarnos ahí envueltos en agua sabor caramelo. Son los polvos los que soplan el deseo que hay hoy dentro de mí cuerpo; No se trata de brujos y duendes, tampoco de magos y conjuros secretos, es tan sólo el poder inmenso que habita en los sueños.
De brujos y duendes es hacer ver la luna en tus sueños, es guardar en una burbuja nuestros sueños y de madrugada ver soñar también a los cuervos.