30.1.07

Los días y Las noches

El frió lo desperto, el ladrido del perro le incomodaba, no podía estar más tiempo en la cama; pensaba en las pocas cosas que en el día tendría por hacer. Cuando no tenía nada por hacer hacia su actividad preferida, deprimirse; fuertemente tallaba el cuerpo al bañarse como si con esa fuerza se contruyera alguien nuevo; pasaban los segundos, venían los minutos y de pronto ya habían pasado horas y él había ya lavado diez veces las manos.

La tecnología se come el tiempo a prisa, sustituía las cartas por palabras enviadas electrónicamente, hizo de su tiempo una burbuja hablando con gente que no conocía. El teléfono rara vez sonaba, la casilla del mail rara vez recibía mensaje alguno, pero en su mente había sonado y recibido ya varios mensajes, sólo así sabría que se encontraba vivo. Veinticinco eran sus años, delgado su cuerpo y mucha su monotonía.

Se servía la comida, apresurado la consumía no fuera hacerse tarde para su próxima cita; tenía una diaria cita con su ventana, fijamente la veía, recostado comprendía su vida sumergida en un continuo ciclo donde veía las mismas artesanías.

Cerró sus ojos y termino aquél martes que resumía la crónica de varios años de su vida.
"La depresión es una enfermedad cruel y destructiva para cientos de vidas entre ellas la mía"

18.1.07

Jugar a matar


Una noche más para Xavier, un hotel más, un chico más, unos besos que vivía a diario sin sabor alguno; Babas con sabor a cigarrillo, a vino tinto y algunas de añejo sabor a pastillas de menta.

Cuando llueve olvida su abrigo, cuando el viento sopla por mala suerte no encuentra sus anteojos y cuando es verano cubre su cuerpo de invierno las ropas; Él es Santiago, corriendo en contra y con rumbo distinto al de la vida y con una sonrisa muy escondida.

El café sabía amargo, falto canela y sobró café; Xavier pidió un poco de azúcar para endulzar un poco el ánimo vació que sentía por haber jugado con un chico más y con la constante pregunta de ¿porqué la gente se enamora?.

Cerró su carro, lo encendió y con cara palida manejó rumbo al trabajo; poco tráfico y en su mente pensaba en lo práctico y lindo que sería ir al trabajo en bicicleta; sentir el aire chocar con su cara, los ruidos de la gente en la mañana, entre muchos otros pensamientos de Santiago.
La gente hablando, murmurando, analizando que harán de su vida aquél día; él observando la gente con que con dulces besos pasaba. Xavier ese día debía salir corriendo al parque para ver cual sería su nueva victima, para ver que cara tendría la cama del día.
Poco era el trabajo de Santiago, poco el entusiasmo, muchas las ganas de caminar por la rosada calle; atento y sonriendo timidamente suspiró al verle ahí sentado con los brazos cruzados y los jeans ajustados desde su ventana. Sin notarlo cambio la cara, ahora triste y angustiado por no atreverse a acercarsele, y pensaba en el triste destino que la vida le aguardaba.
Las luces bajas, la ropa tirada, de fondo la música del tráfico citadino que opacaban los gemidos y lamentos de un nuevo chico, Xavier pensando en cuanto dinero tomaría de la billetera, el chico de gemidos creyendo enamorarse, cuando en cosa de minutos Xavier pide turno para salir de ahÍ huyendo.
Contar las estrellas no es tarea fácil, contar los lunares del cuerpo casi imposible, a menos que exista ayuda compañera. Santiago le pensaba contandole los lunares, haciendole figuras con trazos de su lengua, no importando el terreno ni si se atraviesan algunos vellos que mucho se parecen a los pelos. Fuerte le tomaba los brazos, con calma tocaba sus pie, una a una frotaba las marcas de su espalda y lentamente le succionaba el cuello; mientrás contaba las miles de estrellas.
No hay nada en común entre el amor y yo, insitía Xavier.
Hay una estrecha relación con el amor, me alejó de la muerte cuando sólo jugaste; pensaba Santiago.

Fueron solo ciento veinte pesos y una vieja billetera, el precio de un raro amor.


15.1.07

Perdón


Ayer era apenas un niño. La resbaladilla me daba miedo, pero cuando subía sus escaleras surgió el deseo de aprender a volar. Perdón no pude aprender.

Hoy me puedes ver aún jugando; me resisto a crecer e intento detener el viento con la mano y las nubes con el deseo de creer. Perdón no te logre entender.

Mañana trataré de detener mis alas y talvéz de nuevo lloraré y veré no habrá vuelta atrás. Perdón ya no te escucharé.
Siempre pedimos perdón a tanta gente, y nunca a nosotros mismos por no permitirnos ser felices, Perdoname...

6.1.07

Ansias de matar


Un niño gritón chillón renegón golpeaba a su madre con tal de zafársele nomás pa hacer su voluntad y cumplir sabe qué pinche berrinchito. Cerré los ojos por cansancio y comencé a soñar con un niño que gritaba y reía feliz al disfrutar un viaje en montaña rusa.
Seguro mi mamá también fijaba su mirada en el infinito mientras yo me le estrujaba entre sus brazos, para mitigar las ansias de ahorcarme.

2.1.07

Olvidar


Porque solo me dejaste,
Al vació me llevaste,
Se que hoy quiero olvidarte.

Deseo desear que no te deseo,
Suspiro al llorar que en mi has muerto,
Solo quiero respirar el olor de algún encuentro.

Recuerdo al llorar cada movimiento,
Acudo al caminar para escapar de este tormento,
Solo veo en la oscuridad fragmentos de tu cuerpo,

Intenso es este continuo malestar,
Profundo el contrariar,
Cuando veo que no has vuelto.

Y solo queda esperar,
Poco a poco el tiempo pasará,
Paso tras paso el fin llegará
Cuando descubra que al final te pude olvidar.